A muchos les cuesta trabajo pedir disculpas mientras que a otros les cuesta màs trabajo perdonar.
¿Qué tan importante es pedir y conceder perdón?
Dios dice, mediante su palabra la biblia (no es que yo sea tremenda cristiana) que el amor lo perdona todo, sobre todo el amor de Dios demostrado a través de su hijo Jesucristo quién murió para redimir el pecado. La paga por el pecado es la muerte, de ello podemos deducir entonces que el pecar es muy grave a los ojos de Dios y si para èl que es un ser perfecto, es posible perdonar; para nosotros, también debería serlo. Por ejemplo, el padre nuestro que ya pocos recitan sin fé (yo ni lo recito) al rogar por perdón, hacemos la salvedad que nosotros también perdonamos a los que nos ofenden. En resumidas cuentas, perdonar es bueno. Sin importar la gravedad de la falta, perdonar nos libera de culpa y de rencor. O en teoría, debería ser así.
Me pongo a analizar las palabras que le dije a un ex luego de haberme confesado que me habìa sido infiel con una amiga y donde me pedía que lo perdonara porque no podía vivir sabiendo que yo lo odiaba. En aquel momento, ambos creìmos que lo que yo sentìa en mi corazòn hacia él, era odio. Pero ahora que lo pienso, haberle dicho que no lo perdonaba y que nunca lo perdonaría, no impidió que èl siguiera con su vida tan feliz y campante como la ha seguido viviendo. Con ello entendí, que el perdón no se da para liberar de cargas a la persona quien lo solicita, sino para que las personas ofendidas, las que resultamos heridas por una traición, podamos seguir con nuestras vidas sin marchitarnos de rabia ni dolor. Solo perdonando, sin condiciones y sin olvidar; es que podemos seguir adelante. Ahora entiendo que lo que sentìa por mi ex en aquellos tristes momentos no era debido a que lo habìa perdido o porque lo odiaba, no. Me dolía porque creía que en algo había fallado yo y me sentía tonta por haber creído en su inocencia.
Las personas creen que aquella que perdona y no olvida, no está perdonando de corazón. Dos hombres inteligentes en mi vida me dijeron dos cosas muy sabias.
Mi papá, me diò un ejemplo: si tu prestas a un amigo 100$ y èste no te los paga aunque sabes tiene el dinero para hacerlo, ¿le prestarías la próxima vez si te pide 25$? Yo le contestè que no. Entonces me dijo, ¿perdonarías la deuda o terminarías con la amistad? Yo le dije que por dinero no valía la pena dejar de ser amigos, que yo perdonaría la deuda pero no le volvería a prestar plata. Él me explica entonces que estoy perdonando pero no olvidando, pues si le prestara dinero nuevamente corría el riesgo no solo de perder el dinero otra vez, sino de perder también la amistad que quería proteger desde un principio; y ambas cosas al final me convertirían en una tonta.
Mi novio me dijo: el hecho de que perdonemos a una persona y no olvidemos el mal que nos hizo, no quiere decir que nuestro perdón sea menos sincero. Pero tampoco significa que estamos en el derecho de recalcarle y reclamarle ese error el resto de su vida. El no olvidar solo sirve como lección de vida, para no cometer el mismo error dos veces.
Yo ya les dije que soy my afortunada en tener a mi novio. Es tan inteligente y mi papà no se queda atras. Mi papá tiene el don de predecir lo que me va a pasar incluso antes de que yo lo sospeche. No digo nada, no doy nombres, pero él ya lo sabe.
Por otro lado, hay cosas que jamàs entenderé de las personas al dar o pedir perdón.
¿Cómo perdonar a alguien por habernos sido infiel si le hemos estado haciendo lo mismo durante toda la relación, con la diferencia que nuestra pareja nunca se enteró? Entonces es cierto, ojos que no ven, corazón que no siente. ¡Pero qué hipocresía!
¿Cómo perdonar a alguien que nos ha hecho la misma traición varias veces y la sigue repitiendo y lo seguimos perdonando? ¡Qué baja autoestima! Oportuno es entonces el refrán, sarna con gusto no pica.
¿Y quién soy yo para hablar de relaciones ajenas, para juzgarlas y someterlas a análisis? Perdónenme si alguien se ofende por hacerlo, yo pasé por eso, lo superé, de ello aprendí y hoy soy muy feliz ya que procuro no cometer los mismos errores, entregàndome por completo al hombre que amo y que me ama, sin mentiras y sin condiciones. Solo siendo yo misma, dejándolo ser él mismo, aceptándolo con sus defectos y alabando sus virtudes.
¿Qué tan importante es pedir y conceder perdón?
Dios dice, mediante su palabra la biblia (no es que yo sea tremenda cristiana) que el amor lo perdona todo, sobre todo el amor de Dios demostrado a través de su hijo Jesucristo quién murió para redimir el pecado. La paga por el pecado es la muerte, de ello podemos deducir entonces que el pecar es muy grave a los ojos de Dios y si para èl que es un ser perfecto, es posible perdonar; para nosotros, también debería serlo. Por ejemplo, el padre nuestro que ya pocos recitan sin fé (yo ni lo recito) al rogar por perdón, hacemos la salvedad que nosotros también perdonamos a los que nos ofenden. En resumidas cuentas, perdonar es bueno. Sin importar la gravedad de la falta, perdonar nos libera de culpa y de rencor. O en teoría, debería ser así.
Me pongo a analizar las palabras que le dije a un ex luego de haberme confesado que me habìa sido infiel con una amiga y donde me pedía que lo perdonara porque no podía vivir sabiendo que yo lo odiaba. En aquel momento, ambos creìmos que lo que yo sentìa en mi corazòn hacia él, era odio. Pero ahora que lo pienso, haberle dicho que no lo perdonaba y que nunca lo perdonaría, no impidió que èl siguiera con su vida tan feliz y campante como la ha seguido viviendo. Con ello entendí, que el perdón no se da para liberar de cargas a la persona quien lo solicita, sino para que las personas ofendidas, las que resultamos heridas por una traición, podamos seguir con nuestras vidas sin marchitarnos de rabia ni dolor. Solo perdonando, sin condiciones y sin olvidar; es que podemos seguir adelante. Ahora entiendo que lo que sentìa por mi ex en aquellos tristes momentos no era debido a que lo habìa perdido o porque lo odiaba, no. Me dolía porque creía que en algo había fallado yo y me sentía tonta por haber creído en su inocencia.
Las personas creen que aquella que perdona y no olvida, no está perdonando de corazón. Dos hombres inteligentes en mi vida me dijeron dos cosas muy sabias.
Mi papá, me diò un ejemplo: si tu prestas a un amigo 100$ y èste no te los paga aunque sabes tiene el dinero para hacerlo, ¿le prestarías la próxima vez si te pide 25$? Yo le contestè que no. Entonces me dijo, ¿perdonarías la deuda o terminarías con la amistad? Yo le dije que por dinero no valía la pena dejar de ser amigos, que yo perdonaría la deuda pero no le volvería a prestar plata. Él me explica entonces que estoy perdonando pero no olvidando, pues si le prestara dinero nuevamente corría el riesgo no solo de perder el dinero otra vez, sino de perder también la amistad que quería proteger desde un principio; y ambas cosas al final me convertirían en una tonta.
Mi novio me dijo: el hecho de que perdonemos a una persona y no olvidemos el mal que nos hizo, no quiere decir que nuestro perdón sea menos sincero. Pero tampoco significa que estamos en el derecho de recalcarle y reclamarle ese error el resto de su vida. El no olvidar solo sirve como lección de vida, para no cometer el mismo error dos veces.
Yo ya les dije que soy my afortunada en tener a mi novio. Es tan inteligente y mi papà no se queda atras. Mi papá tiene el don de predecir lo que me va a pasar incluso antes de que yo lo sospeche. No digo nada, no doy nombres, pero él ya lo sabe.
Por otro lado, hay cosas que jamàs entenderé de las personas al dar o pedir perdón.
¿Cómo perdonar a alguien por habernos sido infiel si le hemos estado haciendo lo mismo durante toda la relación, con la diferencia que nuestra pareja nunca se enteró? Entonces es cierto, ojos que no ven, corazón que no siente. ¡Pero qué hipocresía!
¿Cómo perdonar a alguien que nos ha hecho la misma traición varias veces y la sigue repitiendo y lo seguimos perdonando? ¡Qué baja autoestima! Oportuno es entonces el refrán, sarna con gusto no pica.
¿Y quién soy yo para hablar de relaciones ajenas, para juzgarlas y someterlas a análisis? Perdónenme si alguien se ofende por hacerlo, yo pasé por eso, lo superé, de ello aprendí y hoy soy muy feliz ya que procuro no cometer los mismos errores, entregàndome por completo al hombre que amo y que me ama, sin mentiras y sin condiciones. Solo siendo yo misma, dejándolo ser él mismo, aceptándolo con sus defectos y alabando sus virtudes.
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