domingo, 12 de septiembre de 2010

No soy monedita de oro

La gente necesita entender algo. El hecho que algunas personas seamos tímidas para socializar, no tiene por qué significar arrogancia o ínfulas de superioridad. Me pasa a cada rato. Me cuesta mucho iniciar una conversación con un extraño, no es porque no lo desee, me mata la curiosidad por saber ciertas cosas, pero es que, soy tímida, aunque no lo parezca.

Dice una de las abogadas de la firma donde trabajo que soy una chica que proyecta seguridad de sí misma. Sin embargo, no lo siento así. A pesar de querer pasar desapercibida -no porque me sienta inferior sino más bien porque no me interesa ser popular -, tiendo a llamar la atención un poquito, más que nada por mi carácter y honestidad, al decir las cosas que me parecen bien o me parecen mal.

De veras, creo que el mundo está plagado de seres estúpidos. Lo que para otros es normal, a mi me parece de lo más asqueante. A ver, díganme ustedes, ¿no debería un hombre pararse a darle el puesto a una dama cuando ésta se sube al bus y no hay más asientos? ¿No debería el conductor de un taxi disminuir la velocidad al pasar por una calle llena de charcos de lluvia estancada, para no mojar a los peatones que van por la acera? ¿No es educado contestar el saludo cuando alguien entra a una habitación y dice buenas tardes? ¿Las supuestas personas adultas de mi salón de clases, ¿no deberían alzar las sillas en vez de arrastrarlas para evitar el chillido desagradable que hace el metal contra la baldoza?

Mi novio se incomoda cuando hago algún comentario sarcástico al momento en que presencio este tipo de situaciones. De verdad, ¿la gente es estúpida o lo hace a propósito para verme enojada a mí, el ser menos importante en sus vidas?

Yo no soy amargada. Bueno eso creo yo. Me gusta reirme, me gusta relajear con mis amigos, me gusta hacer de boba y de bufona para hacer reir a otros, me gusta contar chistes que en su gran mayoría son tan malos que no se ríen del chiste sino de mí. Me gusta hacer sentir bien a otras personas con comentarios agradables ya que a diferencia de otros huele peos, yo los hago cuando en realidad alguien los merece . Digo, ¿en qué porquería de mundo viviríamos si no supiéramos agradecer, reconocer y estimar las buenas cualidades y acciones que tienen los demás, para con otros y no sólo para con nosotros?. Entonces, creo que hago igual de bien, haciéndoles saber con mis miradas, suspiros y gesticulaciones, que no me agradan y que por tanto, eviten cualquier tipo de acercamiento y así ambos nos evitemos momentos difíciles.

¿A mí qué me puede importar que fulana piense que me cae mal? No me conocen, nunca me han hablado, nunca les he dicho nada. ¿Por que lo piensan? Y qué carajo ganan con decírselo a otro, si igual seguirá sin importarme un bledo. Entonces, les caeré peor. Probablemente, dirán algunos, no les estoy dando espacio a nuevas personas de que entren en mi vida , personas que podrían talvez aportar cosas diferentes y buenas y bla bla bla bla ... no me jodan con esa mierda. Sobre todo cuando ciertas unidades creer que hacer amigos consiste en hablarle a todo el mundo en la facultad, para darle besos en la mejillas de lunes a viernes cuando llegan al salón o se topan en los pasillos o para agregarlos a facebook y tener más contactos en sus listas. Uyyy si que popular soy. ¡Pendejos!
Bien me lo dice mi papá (ya les dije que es muy inteligente): los mudos se congregan en el parque con otros mudos porque tienen su discapacidad en común, los homosexuales en el bar de gays porque allí encuentran personas como ellos. Si a mi no me gusta que me babeen el cachete y me hablen trivialidades, por qué mierda he de pelarles el diente y darle cabida a que se crean de mi estima? No se condenen así, el papel de hipócrita, por lo menos a mí, no me queda.

Como dice mi suegra: yo lo que quiero es que no me comprometan.

Cuando alguien tiene algo inteligente que decir, le escucho y si es lo suficientemente paciente, me convierto en la persona más espontánea y deshinibida del mundo. En el más extremo de los casos, un trago siempre me ayuda.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

El Perdón

A muchos les cuesta trabajo pedir disculpas mientras que a otros les cuesta màs trabajo perdonar.

¿Qué tan importante es pedir y conceder perdón?

Dios dice, mediante su palabra la biblia (no es que yo sea tremenda cristiana) que el amor lo perdona todo, sobre todo el amor de Dios demostrado a través de su hijo Jesucristo quién murió para redimir el pecado. La paga por el pecado es la muerte, de ello podemos deducir entonces que el pecar es muy grave a los ojos de Dios y si para èl que es un ser perfecto, es posible perdonar; para nosotros, también debería serlo. Por ejemplo, el padre nuestro que ya pocos recitan sin fé (yo ni lo recito) al rogar por perdón, hacemos la salvedad que nosotros también perdonamos a los que nos ofenden. En resumidas cuentas, perdonar es bueno. Sin importar la gravedad de la falta, perdonar nos libera de culpa y de rencor. O en teoría, debería ser así.

Me pongo a analizar las palabras que le dije a un ex luego de haberme confesado que me habìa sido infiel con una amiga y donde me pedía que lo perdonara porque no podía vivir sabiendo que yo lo odiaba. En aquel momento, ambos creìmos que lo que yo sentìa en mi corazòn hacia él, era odio. Pero ahora que lo pienso, haberle dicho que no lo perdonaba y que nunca lo perdonaría, no impidió que èl siguiera con su vida tan feliz y campante como la ha seguido viviendo. Con ello entendí, que el perdón no se da para liberar de cargas a la persona quien lo solicita, sino para que las personas ofendidas, las que resultamos heridas por una traición, podamos seguir con nuestras vidas sin marchitarnos de rabia ni dolor. Solo perdonando, sin condiciones y sin olvidar; es que podemos seguir adelante. Ahora entiendo que lo que sentìa por mi ex en aquellos tristes momentos no era debido a que lo habìa perdido o porque lo odiaba, no. Me dolía porque creía que en algo había fallado yo y me sentía tonta por haber creído en su inocencia.

Las personas creen que aquella que perdona y no olvida, no está perdonando de corazón. Dos hombres inteligentes en mi vida me dijeron dos cosas muy sabias.

Mi papá, me diò un ejemplo: si tu prestas a un amigo 100$ y èste no te los paga aunque sabes tiene el dinero para hacerlo, ¿le prestarías la próxima vez si te pide 25$? Yo le contestè que no. Entonces me dijo, ¿perdonarías la deuda o terminarías con la amistad? Yo le dije que por dinero no valía la pena dejar de ser amigos, que yo perdonaría la deuda pero no le volvería a prestar plata. Él me explica entonces que estoy perdonando pero no olvidando, pues si le prestara dinero nuevamente corría el riesgo no solo de perder el dinero otra vez, sino de perder también la amistad que quería proteger desde un principio; y ambas cosas al final me convertirían en una tonta.

Mi novio me dijo: el hecho de que perdonemos a una persona y no olvidemos el mal que nos hizo, no quiere decir que nuestro perdón sea menos sincero. Pero tampoco significa que estamos en el derecho de recalcarle y reclamarle ese error el resto de su vida. El no olvidar solo sirve como lección de vida, para no cometer el mismo error dos veces.

Yo ya les dije que soy my afortunada en tener a mi novio. Es tan inteligente y mi papà no se queda atras. Mi papá tiene el don de predecir lo que me va a pasar incluso antes de que yo lo sospeche. No digo nada, no doy nombres, pero él ya lo sabe.

Por otro lado, hay cosas que jamàs entenderé de las personas al dar o pedir perdón.

¿Cómo perdonar a alguien por habernos sido infiel si le hemos estado haciendo lo mismo durante toda la relación, con la diferencia que nuestra pareja nunca se enteró? Entonces es cierto, ojos que no ven, corazón que no siente. ¡Pero qué hipocresía!

¿Cómo perdonar a alguien que nos ha hecho la misma traición varias veces y la sigue repitiendo y lo seguimos perdonando? ¡Qué baja autoestima! Oportuno es entonces el refrán, sarna con gusto no pica.

¿Y quién soy yo para hablar de relaciones ajenas, para juzgarlas y someterlas a análisis? Perdónenme si alguien se ofende por hacerlo, yo pasé por eso, lo superé, de ello aprendí y hoy soy muy feliz ya que procuro no cometer los mismos errores, entregàndome por completo al hombre que amo y que me ama, sin mentiras y sin condiciones. Solo siendo yo misma, dejándolo ser él mismo, aceptándolo con sus defectos y alabando sus virtudes.

lunes, 30 de agosto de 2010

Yo fui una querida

Nunca pensè que estuviera dispuesta a ser el plato de segunda mesa para un hombre que a sus treinta y pico de años, no sabìa lo que querìa. Con el caràcter que me gasto, no me explico còmo fui capaz de soportar una relaciòn en la que recibìa tan poquito, y que en cambio, me exigìa demasiado.

Muchos creen que la infidelidad hoy dìa es algo normal en los matrimonios. Una conducta se repite tantas veces que deja de ser extraña y la llegamos a aceptar como parte de nuestra cultura cuando en realidad solo es una muestra de debilidad. Somos dèbiles cuando intentamos controlarnos, cuando intentamos resistirnos. ¿Què necesidad tenìa yo de compartir el òrgano sexual de un hombre, que por la ley, otra mujer era la titular de ese derecho?

Si te metes con un hombre casado, corres el peligro de enamorarte de èl. Enamorarse no deberìa ser peligroso, asì que desde el momento en que inicias una relaciòn de esta ìndole, pregùntate si vale la pena.

Los hombres no estàn en peligro de extinciòn. Hay tantos y de distintos sabores, colores, olores, tamaños y texturas, que en vez de estar buscando uno que te darà la mitad de su rendimiento, debes buscar al que te llene por completo.

Las excusas que tiene un hombre para serle infiel a su esposa son las mismas siempre. Que su esposa ya no se arregla, que siempre tiene mucho trabajo, que no quiere divertirse como cuando eran novios, que es muy celosa, que no lo atiende bien. Estas son las mismas excusas de las que màs tarde nos valemos nosotras, para justificar ante nuestras amistades (que nos dicen que nos merecemos algo mejor) la relaciòn que llevamos y que nos hace feliz a medias. Los màs cìnicos, se atreven a decirte que son buenas esposas y excelentes madres para sus hijos, pero ellos ya no las aman. Esto deberìa darnos una pista a las mujeres de lo poco que valemos para un hombre que no respeta a su esposa. Una salida digna y respetuosa de un matrimonio, es el divorcio, no la infidelidad. Con esto debe quedar claro que no importa cuàn buena seas, cuando èl se se aburra de tì o lo que para ellos es igual, te deje de amar, se buscarà a otra. Y no sòlo la encontrarà, sino que la mantendrà en secreto hasta que te des cuenta y decidas dejarlo. Asì se repite el ciclo.
`
Cuando una persona se conforma con un hombre que no la puede defender ante todos, cuando una mujer acepta ser ocultada porque de ser exhibida le puede buscar problemas a la persona que ama, cuando no puede decir que es la ùnica en la vida de su pareja ¿en realidad puede ser feliz?

Entonces, cuando aceptas estas condiciones, obligàndote a conformarte con lo poquito que te da ese hombre, sin darte cuenta, estàs atentando contra tì misma. Cuando tù misma te inflinges dolor, cuando te sientes inferior o en segundo lugar, ya lo que sientes no es amor.

¿Saben que fue lo que màs me doliò luego que terminò mi romance con aquel hombre casado?

Que no fue una sola persona la que me dañó, sino dos. Él porque me mintió diciéndome que me amaba y yo misma, porque pude evitar toda esa mentira.

No todos los casos son iguales. Han habido triunfadoras que se han quedado con el premio. Pero hay otras pendejas ( y son las más), que esperan muchos años en la sombra, no les dan fecha determinada para ser las únicas y hasta pueden perder la juventud esperando la decisiòn del hombre que aman. Yo no fui de esas. Pero si no hubiera sido porque el que yo decía amar me puso los cachos con una supuesta amiga, quizàs hoy no estuviera escribiendo estas líneas.

lunes, 16 de agosto de 2010

Jorge es mi novio

Tengo un novio muy inteligente. Se llama Jorge, es ocho años mayor que yo. A mi parecer es el hombre más guapo del universo, no sólo a un nivel físico sino también a nivel espiritual e intelectual. A veces me extraña que me digan que es feo. La gente tiende a ver la belleza con los ojos y no a sentirla. Será que el amor que le profeso me hace filosofar cursilerías, pero es cierto, yo lo siento así, a muchas personas se les siente la belleza en su respiración no en lo perfilado de su nariz, en sus palabras no en su boca, en su pestañear más no en sus ojos. Ël no me cree cuando le digo que antes de reirse con los labios, me sonríe con la mirada, en el preciso momento en que va a parpadear.

Mi novio lee mucho y eso es maravilloso, fue lo primero que tuvimos en común. La noche que nos dimos cuenta que nos gustábamos, estábamos ebrios. Tuvimos una noche deliciosa de sexo, mi cama al día siguiente olía a su sudor y él estaba allí, despierto sin saber qué hacer ni qué decirme. Solo acostado junto a mí, esperando que yo despertara para seguir mis instrucciones. Podía fácilmente escuchar a mi hermano hablando en la sala con alguien más, probablemente escuchó a mi papá salir muy temprano en la mañana rumbo a su trabajo. Y él calladito, con miedo - después me lo confesó- pero allí se quedó. Si lo hubieran encontrado, ¡ qué tremendo lío se hubiera armado !

Jorge vive por mi casa, es mi vecino y hasta entonces, tenía una mejor relación con sus hermanos que con él. Yo no sabía que leía, nunca lo había encontrado atractivo, pensé que era muy serio y jamás pensé que nuestra diferencia de edad era tanta. En fin, esa noche sí que lo conocí mejor, me gustó, yo le gusté y hoy tenemos dos meses y medio de ser novios. Me enamoré muy rápido en comparación con otras veces. Me he enamorado tres veces en mi vida, para ser específica, me había enamorado en mis dos relaciones antes que Jorge llegara a mi vida. De Miguel, un vecino que tenía una bebé recién nacida cuya relación duró más o menos dos años entre rupturas y reconciliaciones, pero el amorío era compartido con la mamá de su hija ya que Miguel nunca fue mi novio de verdad. Y el otro ex del que me enamoré, fue de Eldrick, un tipo casado con el que tuve casi seis meses de relación y donde las circunstancias eran prácticamente las mismas que con Miguel. Yo era un secreto que sólo le escondían a la gente importante en sus vidas. Por eso me enamoré tanto de Jorge. Jorge me ofreció un lugar que ningún otro hombre me había dado en su vida. Varios me lo ofrecieron, más nunca vino tal propuesta del hombre que yo quería. Es extraño, sé que quise mucho a Miguel, quise mucho a Eldrick, pero no recuerdo por qué ni cómo. Sé que en su momento, si les dije que los amaba, creí que en realidad así era. Pero ahora que me tomó tan poco tiempo decírselo a Jorge y más increíble aún, se lo dije con toda la sinceridad del mundo, sin presiones, ni apuros, creo que he conocido un sentimiento nuevo, uno que estoy estrenando con él.
Amo a mi novio, ya no tenemos sexo, ahora hacemos el amor. Me enamoré de su sonrisa con los ojos, de su familia, de su talento para dar oportunos consejos, de su sencillez y su tranquilidad, de sus bromas sin fundamento, de su paciencia, de los libros que leyó, de las cartas que me escribió, de su olor y su sabor.

jueves, 12 de agosto de 2010

La vida se basa en decisiones

Creo que el mejor consejo que me han dado en la vida, vino de un compañera de clases con la que solo conversaba temas de caràcter promiscuo. Nos decìamos con quièn nos gustarìa ir a la cama, con quièn ya habìamos estado y claro, los detalles no siempre nos atrevìamos a decirlos para no tornarlo morboso. El sexo es delicioso, no deberìa haber nada de malo respecto a algo tan fìsico (al menos para mì era solo penetraciòn y orgamos) como el sexo. Por eso, inteligentemente, ella y yo lo hablàbamos como quien discutìa un problema legal.

La vida es muy simple. Las cosas son o no son, los puntos intermedios existen pero solo para quienes no se atreven a ir al extremo. Muchos apoyaràn el clichè de que demasiado de algo puede ser dañino, pero, ¿en realidad lo es? A mi parecer, no debemos confundir extremos con excesos. Si lo apreciaran asì, pues me verìa obligada a aceptar la veracidad de tal premisa. Cuando tenemos hambre no nos comemos la mitad del emparedado que ordenamos, nos lo comemos con hambre porque estàbamos seguros de haber escuchado las tripas crugir. A cuàntos les molestan las respuestas confusas como màs o menos, o quizàs. ¡Còmo odio preguntarle a alguien si tiene hambre y que me diga que màs o menos! ¿Què debo servirles, comida de plàstico?

Creo que desde aquella vez,empecè a ver a Gabriela como a una amiga. Probablemente ella me veìa como tal desde mucho tiempo atràs, pero siempre me ha costado confiar en la gente. Gaby me dijo que habìa leìdo una revista donde un artìculo decìa que la vida se basaba en la toma de decisiones. Explicaba que cuando uno atraviesa situaciones difìciles debe confrontarlas. Huir de ellas y pretender que en realidad no estàn sucediendo, solo lograrà prolongarlo o empeorarlo. Muchos diràn, - pobre, acaba de descubrir el agua caliente - al igual que yo pensaba, pero ella no habìa terminado. Seguìa diciendo que cuando uno emprende acciones para corregir lo que nos molesta, lo que nos hace tropezar, està tomando una decisiòn y de esa manera logra seguir adelante con su vida. Y yo pensaba sì, pero, ¿y los malditos errores?, errar es de humanos, ¿y què si la decisiòn que tomè era la equivocada?. Aunque no lo preguntè para no interrumpirla, màs tarde en el desarrollo de su monòlogo me respondiò esa inquietud y al hacerlo, me devolviò el control sobre mi vida. Me dijo: nadie dice que es fàcil. Aunque lo pensemos mucho antes de tomar una decisiòn tratando de que sea la correcta, muchas veces nos vamos a equivocar; pero el solo hecho de tomarla hace que nos respetemos a nosotros mismos. Por la fuerza en mantenernos firmes aunque duela, porque depositamos fe en nosotros mismos cuando en el futuro afrontemos otra circunstancia igual de penosa. Porque la gente nos ve y se siente en el deber de respetarnos. Duele mucho, eso sì, duele en puta. Pero el tiempo lo cura todo y a todos.

Ese dìa me promètì no contestarle màs el telèfono a mi ex novio, quien me habìa traicionado fornicando con quien hasta entonces era mi mejor amiga de parranda. Sì, yo lo querìa perdonar para volver a ser su mujer. Lo ùnico que me detenìa de hacerlo era que èl, para colmo de mi mala suerte, era un hombre casado.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Bienvenidos, esta soy yo.

Hola, me llamo Stephanie.

Me siento bastante tonta al saludarlos asi tan jovialmente, no es que no me alegre que me lean, sino que no tengo seguridad alguna de que en realidad alguien me està leyendo. Perdonen mi candidez, el caluroso saludito es sòlo por si las moscas.

Desearìa caerles bien conforme me vayan conociendo, lastimosamente a muchas personas les parecerè arrogante o talvez algo descarada, a veces hasta yo misma me catalogo como tal; no obstante, creo fervientemente que la opiniòn que contarà al final de mi historia, serà la mìa y la de los que me quieren.

Hay tres cosas que deben saber de mì, ya que con ello, comprenderàn el por què de mi manera de pensar, decir y actuar. La primera es que detesto mi primer nombre. Lo odio, es absurdo lo mucho que lo aborrezco, tanto que no se los dirè. Asì es, mi primer nombre no es Stephanie, tampoco Arethusa lo es, ya quisiera yo que mi mamà hubiera cometido tal acierto nombràndome como una ninfa. Arethusa es un nick que siento que me define (de eso les hablarè en otra entrada). Lo segundo que deben conocer de mì es que, hay una cosa que jamàs contarìa por este blog y con el favor de Dios, no se la volverè a decir a ninguna otra persona. Y lo ùltimo y màs importante que deben entender es que, adoro a mi familia. Tengo dos hermanos, ambos varones, uno mayor y otro menor, de 27 y 6 años respectivamente. Mi papà es la persona màs recta que he conocido y mi mamà a veces creo que es un personaje de ficciòn, no me malinterpreten, la amo con todo mi corazòn y necesita màs amor que cualquier otro miembro de mi familia.

Antes de adelantarles un poco las idioteces que he hecho, es preciso advertirles que son errores que pude haber evitado y que no quise, muy a pesar de haber sido advertida infinidad de veces respecto a lo mal que me irìa si insistìa en ellos, errores que muchas otras mujeres, antes y despuès de mì han cometido y cometeràn. Las mujeres a veces necesitamos estrellarnos de cabeza, darnos duro contra el suelo para poder reaccionar. Creo que no hay dicho màs cierto que el que reza "nadie escarmienta por cabeza ajena".

Yo, Stephanie, alias Arethusa, me faltè el respeto a mì misma, le hice daño a mi mente y a mi cuerpo y lo peor de todo es que dejè que otros tambièn lo hicieran.