Creo que el mejor consejo que me han dado en la vida, vino de un compañera de clases con la que solo conversaba temas de caràcter promiscuo. Nos decìamos con quièn nos gustarìa ir a la cama, con quièn ya habìamos estado y claro, los detalles no siempre nos atrevìamos a decirlos para no tornarlo morboso. El sexo es delicioso, no deberìa haber nada de malo respecto a algo tan fìsico (al menos para mì era solo penetraciòn y orgamos) como el sexo. Por eso, inteligentemente, ella y yo lo hablàbamos como quien discutìa un problema legal.
La vida es muy simple. Las cosas son o no son, los puntos intermedios existen pero solo para quienes no se atreven a ir al extremo. Muchos apoyaràn el clichè de que demasiado de algo puede ser dañino, pero, ¿en realidad lo es? A mi parecer, no debemos confundir extremos con excesos. Si lo apreciaran asì, pues me verìa obligada a aceptar la veracidad de tal premisa. Cuando tenemos hambre no nos comemos la mitad del emparedado que ordenamos, nos lo comemos con hambre porque estàbamos seguros de haber escuchado las tripas crugir. A cuàntos les molestan las respuestas confusas como màs o menos, o quizàs. ¡Còmo odio preguntarle a alguien si tiene hambre y que me diga que màs o menos! ¿Què debo servirles, comida de plàstico?
Creo que desde aquella vez,empecè a ver a Gabriela como a una amiga. Probablemente ella me veìa como tal desde mucho tiempo atràs, pero siempre me ha costado confiar en la gente. Gaby me dijo que habìa leìdo una revista donde un artìculo decìa que la vida se basaba en la toma de decisiones. Explicaba que cuando uno atraviesa situaciones difìciles debe confrontarlas. Huir de ellas y pretender que en realidad no estàn sucediendo, solo lograrà prolongarlo o empeorarlo. Muchos diràn, - pobre, acaba de descubrir el agua caliente - al igual que yo pensaba, pero ella no habìa terminado. Seguìa diciendo que cuando uno emprende acciones para corregir lo que nos molesta, lo que nos hace tropezar, està tomando una decisiòn y de esa manera logra seguir adelante con su vida. Y yo pensaba sì, pero, ¿y los malditos errores?, errar es de humanos, ¿y què si la decisiòn que tomè era la equivocada?. Aunque no lo preguntè para no interrumpirla, màs tarde en el desarrollo de su monòlogo me respondiò esa inquietud y al hacerlo, me devolviò el control sobre mi vida. Me dijo: nadie dice que es fàcil. Aunque lo pensemos mucho antes de tomar una decisiòn tratando de que sea la correcta, muchas veces nos vamos a equivocar; pero el solo hecho de tomarla hace que nos respetemos a nosotros mismos. Por la fuerza en mantenernos firmes aunque duela, porque depositamos fe en nosotros mismos cuando en el futuro afrontemos otra circunstancia igual de penosa. Porque la gente nos ve y se siente en el deber de respetarnos. Duele mucho, eso sì, duele en puta. Pero el tiempo lo cura todo y a todos.
Ese dìa me promètì no contestarle màs el telèfono a mi ex novio, quien me habìa traicionado fornicando con quien hasta entonces era mi mejor amiga de parranda. Sì, yo lo querìa perdonar para volver a ser su mujer. Lo ùnico que me detenìa de hacerlo era que èl, para colmo de mi mala suerte, era un hombre casado.
gracias de verdad
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